Nace chillona y hambrienta en la costa gaditana. ¿Una noche de tormenta o una preciosa mañana? Como es la sexta de siete, todos, en dos dormitorios, lo pasan de rechupete. ¡Vaya lío! ¡Qué jolgorios! | |
La Línea, con su peñón, que, aunque parezca arrogante, es gigante bonachón, la ve crecer vigilante. Del colegio, pobrecilla, llega hipando cada día: «Me he hecho pipí en la capilla» ¡Qué misteriosa manía! | |
Va a la playa en bicicleta -el agua siempre está buena- y parece una croqueta cuando se empana de arena. Son sus zapatos dorados, que lanzan áureos destellos, su tesoro más preciado. ¡Puede hacer ruido con ellos! Canta y baila la chiquilla día y noche ¡sin parar! Tan latosa pesadilla no hay quien la pueda aguantar. | |
Llora con Heidi y con Marco. Al escuchar su canción o imaginarlo en el barco, se le encoge el corazón. Domingos: misa y tebeo con su traje de piqué. Después, todos de tapeo. A las cuatro, matiné. Siente que hasta el cielo sube, que el merengue de Marieta es como un trozo de nube: ¡el más rico del planeta! | |
Y las tardes de verano juega en la Plaza Fariñas a rescatar, con su hermano y muchos niños y niñas. No olvida la cantimplora si va al Parque Forestal, porque allí es exploradora de la selva tropical. Con Pluto, la Cenicienta, Mortadelo, Pippi, Esther…, cuando viene a darse cuenta se ha aficionado a leer. | |
Leyendo se desternilla, se entusiasma, se enternece. Siempre tiene en la mesilla un libro que le apetece. Su deseo más profundo: marcharse a alfabetizar a un país del Tercer Mundo, al otro lado del mar. Y se hace hippy. Esa gente que le habla de paz y amor la fascina enormemente con su mundo de color. | |
Ahora es maestra-escritora. A boli o a ordenador, ella escribe a cualquier hora, llueva, truene, haga calor… | |
Su fantasma fantasmón vaga de frente o de espaldas, por un viejo caserón asustando en minifalda. Su monstruo de tres cabezas cuando está muy resfriado con sus tres bocas bosteza y estornuda por tres lados. | |
Y su hada Desiderata ayuda con su varita, metiendo mucho la pata, a aquel que la necesita. Con estos seres curiosos, y contando alguna historia rodeada de mocosos, ¡Carmen Gil está en la gloria! Aunque parezca increíble, viaja siempre con Perico, que es su mascota invisible, un mico la mar de chico. | |
¿Lo mejor de la poetisa? Su excelente compañero, una hija cuya sonrisa alborota al mundo entero… y una madre muy vital: ¡disfruta cada segundo! Parecérsele es genial, porque es la mejor del mundo. Carmen Gil |