El poder de la risa
El duende del hospital
hace reír al personal,
familiares y pacientes
con sus chistes ocurrentes.
¿A este ciempiés qué le pasa
que sale tarde de casa?
Pues que dedica un buen rato
a atarse tanto zapato.
¿Sabéis qué dijo una vez
bajito un pez a otro pez
en la mar fría y salada?
Nada, nada, nada, nada.
Y siguen sus disparates…
¿Por qué esos libros de Mates
no parecen muy contentos?
¡Tienen problemas a cientos!
Llevan dos gatas de angora
ladrando más de una hora
desde encima de las lomas.
Están aprendiendo idiomas.
Era una mujer tan chica
que se subió a una canica
y gritó con poderío:
“Fijaos, el mundo es mío”.
¿Qué le dijo un avellano,
a un naranjo y un manzano
que tenía a los dos lados?
Nos han dejado plantados.
Este duende con camisa
sabe bien que, aunque la risa
no es producto farmacéutico,
tiene poder terapéutico.
(Carmen Gil)