El camello de Melchor

El camello de Melchor
El camello de Melchor
mete la pata y se emboba,
porque anda enfermo de amor,
¡y le tiembla la joroba!
e enamoró sin remedio
de una camella en la duna,
hace ya más de año y medio,
y ahora está siempre en la luna.

Desde el hocico a la cola,

le corren escalofríos.
No da el pobre pie con bola
y causa mil extravíos.
Al repartir los juguetes,
suspira el camello tanto
que confunde los paquetes
y forma un lío de espanto.
¡Qué soberana tragedia!
Los tres reyes orientales
les dan cien vueltas y media
a sus cabezas reales.
Melchor cavila y razona
por el pasillo adelante.
Le arde a Gaspar la corona,
y a Baltasar, el turbante.
¡Tanto pensar da mareo…!
Hasta que por la mañana
Papá Noel, en trineo,
se cuela por la ventana.
Viene a echarles una mano
con sus seis renos glotones;
que, como aún es temprano,
se zampan seis polvorones.
Unidos en Navidad,
con un solo corazón,
transportan felicidad
al más lejano rincón.

 

Lo pasan de rechupete
viajando hasta el quinto pino,
y no dejan ni un juguete
sin llevar a su destino.
Mientras, camello y camella
se arrullan y se dan besos.
Está él chalado por ella;
y ella, loca por sus huesos.
           Carmen Gil
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