El hado Waldo

Waldo

EL HADO WALDO (Colección Calcetín, editorial Algar) +9 Si quieres adquirir el libro, pincha aquí http://www.algareditorial.com

Waldo lleva quince años estudiando. Su sueño es pasar las cinco pruebas de la Academia de las Hadas para convertirse en hado padrino. Sin embargo, el Hada Mayor considera una auténtica vergüenza que un hombre desempeña este cargo y enviará a Pelotilla, una de sus ayudantes, a impedir que Waldo lo consiga.

Fragmento

Hay hadas de muchos tipos. Están las sirenas, que son hadas del mar, tienen cola de pez y a veces les da por enamorarse de algún marinero apuesto -¡y menuda la que se organiza-; las lamias, hadas hermosísimas que habitan en las profundidades de las cuevas, poseen largas cabelleras y están todo el día peina que te peina con un peine de oro; las driadas, que visten siempre de verde, viven en lo alto de los árboles y cantan sin parar, poniéndole la cabeza como un bombo a los pájaros del vecindario; y las más populares de todas: las hadas madrinas, que son bajitas, rechonchas y dulces como la miel, usan túnicas color pastel y gorro de cucurucho y se pasan la vida haciendo encantamientos a diestro y siniestro para ayudar a cuantos las necesitan. Waldo no era una sirena, ni una lamia, ni una driada, ni un hada madrina.  Waldo era un hado padrino o, al menos, eso quería él; porque llevaba quince años preparándose en la Academia de Hadas y a pesar de que no había destacado como el mejor estudiante, ya estaba a punto de conseguir el título. Sólo le faltaba pasar las cinco pruebas del trabajo de fin de carrera.

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