¡Mi casa!
Dicen que el abuelo Justo y la abuela Margarita, en una humilde casita, viven los dos muy a gusto.
En la casa de esta historia, aunque es sencilla y modesta, ¡y está arriba de una cuesta!, se sienten como en la gloria.
Los cuartos son muy pequeños; los corredores, oscuros. Pero rebosan sus muros de recuerdos y de sueños.
Si estás en silencio, puedes, entre cuadros y retratos, escuchar los mil relatos que te cuentan sus paredes.
Te hablan de leña en el fuego, de carcajadas de un niño, de trajín y de trasiego, de regaños y cariño.
En esta casa querida, las estancias y pasillos no están hechos con ladrillos, sino con trozos de vida.
Bajo el tejado de tejas han tenido los abuelos risas, júbilos, desvelos, cumpleaños, nocheviejas…
Y un día, ¿sabéis qué pasa? Un señor, con dos detrás, les dice que en un pispás han de abandonar su casa.
Y cogidos de las manos se disponen a salir, sin saber adónde ir. ¿Qué será de estos ancianos?
A lo mejor no sabías que, a pesar de ser terrible, tragedias de este calibre ocurren todos los días. Carmen Gil | ![]()
|
[…] MI CASA […]