Miguel Hernández para niños
¡Se viste el mundo de fiesta!
Llega a Orihuela el retoño,
un claro día de otoño,
a una familia modesta.
En plena naturaleza
cuida en la Sierra Oriolana
sus cabras cada mañana
y se empapa de belleza.
Por la tarde las ordeña.
Va a repartir a diario
leche por el vecindario.
Y mientras trabaja, sueña.
Oye cantar al jilguero.
Observa, de una rendija,
salir una lagartija.
Huela a tomillo y romero.
Un día Miguel, por fin,
va al colegio muy contento.
¡Tiene un enorme talento!
Allí aprende hasta latín.
Miguel disfruta en la escuela.
Al niño atento y flacucho
los libros le gustan mucho.
En la escuela el tiempo vuela.
Su padre está preocupado.
Miguel tiene que ayudar.
Debe dejar de estudiar
para cuidar el ganado.
Pero mientras pastorea,
pastan tranquilas las cabras
y él se llena de palabras:
¡no hay un libro que no lea!
Miguel, el joven pastor,
con tres amigos o cuatro
forma un grupo de teatro
y hace a menudo de actor.
Hasta que el chico, un buen día,
con tan sólo quince años,
mientras cuida del rebaño,
empieza a escribir poesía.
Su amigo Ramón Sijé
le transmite su cultura
y su amor por la lectura.
Tiene en Miguel mucha fe.
Buscando reputación,
a Madrid viaja el poeta
con versos en la maleta
y prisa en el corazón.
Muere su amigo y hermano.
Estalla una guerra cruel
en la que lucha Miguel
del bando republicano.
Tras sufrir enormemente,
se casa en cuanto regresa
con Josefina Manresa,
pero ha de volver al frente.
Los tiempos le son adversos.
A pesar del sufrimiento,
no deja en ningún momento
de componer bellos versos.
Miguel es encarcelado.
Va de prisión en prisión
escribiendo en un rincón,
triste, enfermo y desgraciado.
Una sombría mañana
en la prisión de Torrijos,
Miguel dedica a su hijo
la más dulce y tierna nana.
Este poeta brillante,
un funesto y negro día,
muere en una enfermería
de la prisión de Alicante.
Mas Miguel no se ha marchado.
Con sus versos que estremecen,
emocionan y enternecen,
sigue estando a nuestro lado.
(Carmen Gil)
Me encanta su trabajo. Tiene una calidad enorme. Estoy leyendo mucha poesía infantil ahora que he sido padre y trato de componer algunos versos para mi hijo. Ha sido un enorme descubrimiento.
Saludos.