Redondillas navideñas

REDONDILLAS NAVIDEÑAS

 

Baldomero el alfarero

va dando vueltas al torno

y mete y saca del horno

jarras, orzas y pucheros.

 

Luego los carga en el carro

y pregona por la aldea:

«Salga usted, vecina, y vea;

vendo cacharros de barro.»

 

Anda muy entretenido

cociendo un caballo bayo,

siete canicas y un gallo

para un niño que ha nacido.

 

-Baldomero, llega enero-

le grita el pastor Francisco;

y llena el zurrón de cisco

para hacer un buen brasero.

 

Su zagal cuida el rebaño.

Catorce ovejas mamonas

corretean, juguetonas,

que este año fue un buen año.

 

Las mujeres en el río

frotan y frotan la ropa,

unas mucha y otras poca,

sin jabón, con agua y frío.

 

-Ya te habrán dicho, María,

que en el portal de Pascual

nos nació anoche un zagal

que dicen que es el Mesías.

-Lola, la del panadero,

dice que es un churumbel

bonito como un clavel

y alegre como un lucero.

 

-En cuanto haga la colada

me voy a freír pestiños

pa llevárselos al niño

que nació de madrugada.

 

Fermín se baja del mulo.

A este pastor tan cagón

le ha dado un retortijón

y se le está helando el culo.

-Vamos deprisa, Fermín,

que bajan por la pendiente

tres Reyes Magos de Oriente

a ver al chiquirritín.

 

-Van montados en camellos

cargaditos de tesoros;

llevan mirra, incienso y oro

y quiero llegar con ellos.

Qué ruido y qué jaleo

va montando Ceferina

con su montón de gallinas

y su alegre cacareo.

 

– Co coricá coricó,

vamos finas y emplumadas

para ver a la alborada

al pituso que nació.

 

Ocupado y afanoso,

se choca de vez en cuando,

mientras va y viene volando,

un angelito patoso.

 

Este dulce querubín,

aunque nieve, truene o llueva,

va a llevar la buena nueva

del uno al otro confín.

Tres traviesos arrapiezos

para hacer carbón de fragua,

antes de que caiga el agua,

recogen ramas de brezo.

 

El herrero Juan el Lento

está haciendo una veleta

roja, amarilla y violeta

que gire cuando haga viento.

 

A esta paso va a acabar

para cuando el niño ande

y lo va a pasar en grande

con su girar y girar.

 

Con el cuerpo dolorido,

por fin llegan los monarcas

cargaditos con sus arcas

a ver al recién nacido.

 

María canta una nana;

José arropa a la criatura;

y una calida hermosura

ilumina la mañana.

El buey muge estremecido

porque le da un repeluzno.

La mula lanza un rebuzno.

Ríe el niño divertido.

 

Rebulle toda la aldea.

El pueblo entero es dichoso.

-¡Que les crezca el niño hermoso!

-Gracias, y usted que lo vea.

                                                Autora: Carmen Gil (www.poemitas.com)

Un comentario en «Redondillas navideñas»

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