TERESA DE CALCUTA PARA NIÑOS
Nace la Madre Teresa
un verano que el sol brilla,
en una casa sencilla
de una ciudad albanesa.
La música la fascina
y canta que es un primor
─la llaman el ruiseñor─
y toca la mandolina.
Le entusiasma la lectura:
leyendo se sube al cielo,
porque es refugio, consuelo,
fantasía y aventura.
Y se quiere hacer mayor,
pues sueña constantemente
con ayudar a la gente
y hacer el mundo mejor.
Es fuerte su vocación,
así que se marcha un día,
rebosante de alegría,
a la India de misión.
La pobreza la desgarra.
Funda una escuela Teresa
sin ni siquiera una mesa
y la tierra por pizarra.
Con ideales profundos,
atiende a desamparados,
a niños abandonados,
a enfermos y moribundos…
Optimista y testaruda
sale todas las mañanas.
La acompañan las hermanas
y mucha gente la ayuda.
Y se entrega aquí y allá
al que en la pobreza vive.
Pero sin duda recibe
mucho más de lo que da.
Junto al pobre va a aprender
a obtener felicidad
de la generosidad
y a gozar sin poseer.
Carmen Gil