Verano

¡Qué calor!

 

El camello Amador

pasa mucho calor.

Es que, entre duna y duna,

no hay corriente ninguna.

 

Está el pobre hasta el gorro

de sudar siempre a chorros,

y hasta la coronilla

de utilizar sombrilla.

 

Es que a cincuenta grados

no hay bebidas ni helados

que alivien el bochorno.

¡El desierto es un horno!

Camellocalor
pnguinocalor

Se refresca el hocico

moviendo el abanico.

Y, cuando se le antoja,

se moja y se remoja.

 

Mas al atardecer,

sin saber ya qué hacer,

abre un libro que un día

le regaló su tía.

 

Y conoce a Manolo,

un pingüino del Polo

que patina en el hielo

con su hermano gemelo.

Se lo pasa genial,

porque un niño esquimal

a ver su iglú lo invita.

¡Qué casa tan bonita!

 

Descubre de repente

que puede, con su mente,

volar a Terranova

sin mover la joroba.

 

Divertido, Amador,

se olvida del calor.

Hace viajes librescos

a lugares muy frescos.

 

Se echa junto a un arbusto

y está la mar de a gusto

con un libro delante.

¡Leer es fascinante!

 

               Carmen Gil

Esquimalcalor

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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