¡Vaya gallo!
Dicen que anda alborotado
enterito el gallinero,
pues de Malasia ha llegado
un gallo muy altanero.
Es un gallito gallero
que enamora a las gallinas
galleando con salero.
Al alba y a la alborada
se levanta como un rayo
con su cresta colorada,
en menos que canta un gallo.
Y con su quiquiriquí
se desmayan las gallinas
por acullá y por aquí.
El gallo malayo juega
con un pañuelo de tul
a la gallinita ciega
con una gallina azul.
Por este gallo tan bello
la gallina pierde el seso,
la cabeza y el resuello.
Y suspira la gallina:
-Yo es que a este gallo lo adoro.-
Y en cualquier rincón o esquina
pone sus huevos de oro.
Gallea el gallo derecho,
pone la cresta muy tiesa,
infla pluma y saca pecho.
Pasa el gallo saleroso,
todo el corral cacarea:
-Que siga usted tan hermoso.
-Gracias, y usted que lo vea.